Durante cinco días intentó sacar el brazo de todas las maneras posibles, trató de levantar o romper la piedra, pero al no conseguirlo, la desesperación se apoderó de él... Finalmente, deshidratado y moderadamente confuso, Ralston tomó una decisión. Golpeó su brazo con una piedra para romper los huesos, y con su navaja multiusos cortó la carne y los músculos. Después, usó las pequeñas tijeras del multiusos para cortar los tendones y, por fin, quedó libre... Sobrevivió.
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